Los procesos tradicionales consisten en una serie de pasos específicos, realizar el levantamiento de requerimientos, identificar las necesidades, diseñar los planos para que el área de programación realice la construcción y, por último, hacer las pruebas necesarias para poder entregar el producto o servicio, que no permiten ser flexibles ante los cambios del mercado. Por el contrario, los movimientos ágiles están compuestos por pequeños equipos de trabajo que interactúan constantemente entre sí. Tal interacción, a su vez, propicia una comunicación directa entre el cliente y el equipo de trabajo por lo que se logran resultados de manera interactiva, entregándole mayor valor a la organización.